Inconveniencias
“Recibimos la pensión de jubilación hasta los 65 años y como negros en Estados Unidos nuestra esperanza de vida es de 55 años”.
- Chris Rock
INCONVENIENCIAS
Quizás Chris Rock tenga razón y así es como estaba previsto cuando se diseñó el sistema de pensiones y jubilaciones en todo el mundo. Nadie esperaba que muchos llegaran a cobrarla. En lo íntimo cada cual podía anhelar su merecida recompensa sin embargo la esperanza de vida no le daba mucho margen. ¿Cuál era la edad promedio a la que moría la gente hace 200 años?, por ejemplo. Haciendo a un lado a los hombres de ciencia, del estado y de la iglesia, la población no pasaba de los treinta. Las condiciones de vida en general eran insalubres y todavía habríamos de esperar hasta 1928 a que Alexander Fleming descubriera la bendita penicilina.
Antes de eso, la vida solo nos alcanzaba para aprender a sobrevivir y si acaso reproducirnos. Teníamos muchos hijos y los asuntos esos de la trascendencia, propósito y felicidad quedaban relegados para después de la muerte y en manos de los dioses. Hoy estamos condenados a vivir hasta casi peinar los ochenta (tengo entendido que en México la mujer promedio vive hasta las 76 y los hombres hasta los 66, es decir, toda mexicana tiene derecho a por lo menos 10 años de viudez). Como humanidad estamos ante un desafío que nuestros precesores jamás enfrentaron. Según sus condiciones de vida y amenazas que padece, cada especie habrá de resolver una ecuación vital: ¿en qué invertir sus energías?, ¿cuánta destinar a la reproducción, cuánta al mantenimiento?. De lo que resulte se crean sistemas de vida distinta. Para preservarse, una especie cuya vida es corta debe destinar mayores cantidades de energía vital hacia la reproducción que al mantenimiento y viceversa. No tiene sentido gastar mucho en mantener una vida que durará poco. No tiene sentido multiplicar una vida demasiado si la “careada” va pa´largo: ecológicamente sobrepoblaríamos el espacio. Sé que suena sencillo pero… creo que no lo es.
Estamos viviendo ante un desafío sin precedentes. Por primera vez en nuestra historia como humanidad tenemos la posibilidad de vivir mas. En los últimos 150 años hemos añadido 40 años a la duración de nuestra existencia. No creo que alguna vez haya habido otra especie con este logro evolutivo. El nuestro es un salto cualitativo a partir de hechos cuantitativos. Aquí como en la cocina: un poco mas de cantidad afecta las cualidades de los productos: un poco más de sal en la comida afecta las cualidades de los alimentos. Antes no había tiempo para pensar en otra cosa que no fuera sobrevivir y reproducirse mientras que hoy habremos de administrar nuestros días y recursos con una visión de mayor alcance. No sólo hay que pensar en sobrevivir, también tenemos que lidiar con la inconveniencia de ser felices.
Además, hay que lograrlo de una forma recta y honorable, dentro de la legalidad y las buenas costumbres. Moralmente impecable y sin daños a terceros. Antes los padres completaban su cometido enseñándole a los hijos a valerse por si mismos a través de algún oficio. Hoy el desafío es mayor. Como mínimo aspiran a que sean felices; hayan o no sido felices ellos mismos. Ya no sólo se trata de prepararlos para sacar una vida adelante, se desea también que lo hagan en armonía al desarrollo de sus propias potencialidades. Que logren dedicarse a algo que a ellos los llene. Les satisfaga. Se les ha prolongado la infancia. Se les ha prolongado la adolescencia. Si antes una carrera técnica era suficiente para obtener un empleo, hoy no lo es una carrera universitaria. Para puestos gerenciales se precisa al menos una maestría. Los años de preparación y estudio se han prolongado.
Milán Kundera sugiere en su novela explicada (medio novela, medio ensayo filosófico acerca de la naturaleza humana) “La ignorancia” que, si nuestra expectativa de vida fuera de 150 años, 200 o 300, no nos andaríamos con muchas aprehensiones, sentimentalismos ni melancolías. El sentido de la pertenencia, la patria y el amor serían distintos. El final de un exilio de diez años no significaría el gran regreso como el de Ulises, sino una ida y vuelta más que la vida ofrece. Con 100 ó 200 años por delante, un distanciamiento de 20 años no representaría mas allá del 10%. Todo según sus proporciones.
Por eso, hoy por hoy, la expectativa de que los hijos elijan mejor sus carreras es mayor que antes. Es una importante apuesta porque en eso se irá la segunda mitad de la vida en años vividos, la mitad del tiempo en estado de vigilia.